AGUSTINA|CUANDO EL CIELO ENVIA SUS ANGELES.

Agustina fue un envío de Dios. Un ángel en mi camino, con un silencioso mensaje de pureza y paz.

 

agustina_daniel-otero (1)

A veces, el artista en la vida no encuentra los precisos caminos que recorrer. O lo que ha hecho, le parece fútil, inútil o que ha caído en el demérito. Todos los artistas tienen esas crisis.

 

Cuando me dijo que era bailarina…! Que emoción!! Yo nunca había trabajado con una bailarina. Debo confesar que fue todo un desafío para mí. En mi grupo tengo futuras ingenieras, licenciadas en nutrición, futuras abogadas, terapistas, especialistas en imágenes, sicomotricidad, estudiantes de secundaria…pero…¿bailarina? Ninguna!!

 

Fue una experiencia sublime. Angelical. Agustina es del interior entrerriano y trajo consigo el ángel de esa región a mi vida. El crudo invierno aún no había abatido sus fríos pero ya se insinuaba. Recuerdo como tiritaba, hasta que  el tibio sol nos alumbraba.

 

A veces pienso, me lo dicen mis amigas: ¡Cuánto cambiaste en un año! – Es cierto. De la sublime seducción de Natalí, a la crudeza y delirio con el cual nos volcamos con Sofía en los proyectos 2013 – 2014, mi obra presenta otro matiz.

 

Son visiones de la vida. Miradas.

 

Yo sé que me estoy volviendo viejo.

 

Igual mis jóvenes amigos me siguen invitando a recitales, marchas, congresos, a los cuales asisto para apoyarlos. Pero tengo el gusto en esta etapa en todo lo que organizan.

 

Agustina me dio la mano para volar esa tarde mágica y me enseño a volar. Con sus zapatillas impecables, con sus posturas, con su éxtasis que provoca jugando en el aire con su figura, abrazada a los árboles, su silueta furtiva escondiéndose de la cámara.

 

Recomiendo esta experiencia. Fotografiar una bailarina. Es como fotografiar un hada. Un ángel. Una sombra.

 

Nada es igual después. Creanme. Todo se ve distinto. Uno descubre y se enamora de la poesía de las formas. Porque todo lo que  hacen en el aire, al instante siguiente se transforma y desaparece.

 

Sus saltos y giros han quedado para siempre atrapados en la cámara. Su lumbre perdura. Nunca olvidaré esa emoción.

Diante, cuando veo tus wassap me acuerdo de esa tarde que me diste.

Nerea, te llevo no solo en mi agenda sino también en mi corazón.

Maggiie, prometimos volver a vernos y no has cumplido, todavía. 

Iara: hicimos interiores furtivos que en noviembre verán la luz.

Agustina: fuiste una experiencia singular.

Lola: tus imágenes y tu persona te enaltecen. 

 

 

Gracias, Agustina.

Gracias.

Gracias.