De Tiziano a Louis Vuittton| El sin sentido del arte y valor como mercancía en la post-modernidad.

Allá por el 6 de abril del 2005 el prestigioso Museo del Louvre le  puso una sala propia a La Gioconda y después, la Mona Lisa desde su marco colgada vió como ingresaban para  cenar unos doscientos invitados vip.#DanielOtero#LaCasona

Y esta fue la primer vez en la cual se vieron  cubiertos y vajillas  en la sala 6 del primer piso de la sala Denon del Louvre. Les recuerdo que esta sala era la que reunía consejeros y personas que legislaban en Francia durante el reinado de Napoleón III.

Uno de los objetos diseñados por Louis Vuitton y Jeff Koons
Uno de los objetos diseñados por Louis Vuitton y Jeff Koons

La primera fortuna de Francia – Bernard Arnault- con sus 41.500 millones de euros presidía el encuentro que les cuento y su hija Delphine Arnault – Patrona de Louis Vuitton, anunciaba al mundo su nueva y estilizada producción de bolsos.

QUE TIENE QUE VER EL LOUVRE CON VUITTON

 

Sin embargo muchos preguntarán porqué el Museo del Louvre en esta cuestión que les cuento. Los museos de todo el mundo- a esta altura-  buscan recursos propios. Pero el siempre próspero sector comercial  que garantiza la publicidad propone recursos económicos.

Ni lerdo ni perezoso, cuando Jeff Koons tomó la decisión de recurrir a la obra de Tiziano, Van Gogh o la genial obra del italiano de Da Vinci para estampar en bolsos los cuales serían vendidos luego en 450 locales de la firma por 2000 Euros.

 

Pensar que  Van Gogh solo logró vender un cuadro en toda su existencia, y el comprador fue su hermano. Y hay que tener -por otro lado- mucho cinismo para llamar “colegas” como lo hizo Koons, a Van Gogh, Tiziano.

 

PLANTEANDONOS LA CUESTION SOCIAL DEL ARTE

 

Lo digo siempre: Todo arte es inútil. Con un cuadro no se puede hacer nada. Con una  escultura, un grabado, una  foto, tampoco. Solo contemplarlo y admirarlo. En su belleza o criticidad que emerge de sus formas. Si, el arte  es inútil.  Lo contrario existe con un producto industrial: una licuadora de mano, una afeitadora, un cartel hecho por un herrero o una bordeadora de césped.

Ahora, si vemos todo este proceso en el cual  Jeff Koons y Louis Vuitton proponen este “juego” a las damas más ricas de la alta sociedad  – las cuales les encantará lucir en las fiestas mundanales sus bolsos «cultos», «artísticos» tan solo por la módica suma de 2.000 euros.

Si hay gente que ignora este fenómeno, que se entere:  esas carteras, bolsos, elementos de indumentaria los cuales llevan las imágenes de las más grandes obras de la humanidad, bien grandes, son más bien carteles portátiles con grandes slogans fundados desde apellidos de tipos que generalmente no la pasaron bien en su vida. Puro comercio. Entonces ¿Dónde queda el arte?

 

Nos acostumbramos a una nueva dialéctica. Vemos chicas y gente con carteras o bolsos con estampados de grandes obras de arte. Por lo tanto, ya no estamos hablando de arte, sino de “mercado del arte”, en donde mojan galeristas, subastadores, y los que amasan grandes fortunas. -Hay que reconocer que el capital y el sistema  lo han colonizado todo. Creo que todos sabemos que invertir cuantiosas sumas en obras de arte es una de las facetas del capitalismo especulativo, ya que con el  tiempo la obra subirá su valor.

APRENDIENDO A DIFERENCIAR

Tanto como el  diseñador industrial y el ingeniero o los que inventan, diseñan funciones para sus objetos e inventos. -Pero en este fenómeno de Koons vemos que “la forma ya no sigue a la función», como quería el ascetismo funcionalista.

El diseñador gráfico, el que hace videojuegos así como   el visualista programan comunicaciones, elaboran estrategias para llegar a la gente, diseñan los  mensajes, articulan contenidos, estudian los colores, generan paletas de los mismos para lograr cumplimentar con el mensaje comunicacional.  – De esta manera, la “forma”  sigue a la información».

EL ARTE Y EL ARTISTA ES OTRA COSA

Finalmente cabe decir que el  artista no se ocupó ni se ocupará en toda la existencia ni en la historia en su deverir,  de proveer  funciones ni de informar ni de comunicar. –  El artista y el arte no comunican nada. Se expresa libremente. Lo demás son especulaciones emotivas, afectivas, cognitivas y de resignificación en el espectador. Son valoraciones subjetivas que pueden provenir desde un crítico hasta el ascensorista que cuida la sala y sus obras.

 Este último lo interpreta a través de su sensibilidad y su cultura. Entonces,  finalizamos que el  arte está para ser contemplado (lo que se dice goce estético), para que nos interroguemos, demos vuelta el orden, las mentes inconformistas se alteren, que exista la denuncia, reflexión y también -obvio, hacer sentir.