SIGLO XIX|EL ARTE DE SEDUCIR A UNA DAMA EN ESA EPOCA

(escribe daniel otero)- En el siglo XIX cuando un hombre quería invitar a salir a una dama, usaba este método…

Que distinto al  Facebook! O los sitios de citas en línea y las aplicaciones para encontrar el amor de tu vida  en los móviles, ya que en el siglo 19, los jóvenes solteros tenían que ser un poco más creativos  y poner en juego de la seducción y así fue introducida en América la “tarjeta de invitación” o de “acompañamiento formal”.

Al parecer no se habría utilizado  exactamente en la alta sociedad, pero sí en hombres y mujeres un poco menos formales. Eran los caballeros que se encontraban en la búsqueda de las solteras y así pretendían conocerlas entregándoles sus tarjetas, en la misma  preguntaban discretamente si podían “acompañarlas a casa”.

En un todo de acuerdo con Messy nessy chic, el coleccionista de estas tarjetas históricas se llama Alan Mays y aquí vemos algunas de ellas. Según el tipo, estas eran “un medio común de introducción y nunca se tomaban demasiado en serio”.

“¿Puedo ver su hogar?”.
“¿Puedo ver su hogar?”.

 

“Me atrevería y temo preguntar, si me dirías o me harías una señal, de cómo puedo declarar mi amor y conocer mi destino entregado por Cupido”.
“Me atrevería y temo preguntar, si me dirías o me harías una señal, de cómo puedo declarar mi amor y conocer mi destino entregado por Cupido”.

 

“Querida señorita: Arriesgare todo si usted me permite acompañarla hasta la puerta de su hogar”.
“Querida señorita: Arriesgare todo si usted me permite acompañarla hasta la puerta de su hogar”.

 

“¿Puedo verla en su hogar o tendré que sentarme en la cerca de su hogar para verla pasar?”.
“¿Puedo verla en su hogar o tendré que sentarme en la cerca de su hogar para verla pasar?”.

 

“Dos almas con un sólo pensamiento, dos corazones que laten como uno. ¿Me puede permitir el encantador placer de escoltarla a su hogar esta tarde?”.
“Dos almas con un sólo pensamiento, dos corazones que laten como uno. ¿Me puede permitir el encantador placer de escoltarla a su hogar esta tarde?”.

 

“¿Puedo tener el placer de escoltarla a su hogar esta tarde? Si es así guarde esta tarjeta, sino ¿Puedo sentarme en la cerca de su hogar para verla pasar?”.
“¿Puedo tener el placer de escoltarla a su hogar esta tarde? Si es así guarde esta tarjeta, sino ¿Puedo sentarme en la cerca de su hogar para verla pasar?”.

 

“Tengo muchos deseos en conocerla. Si lo desea, por favor devuelva esta tarjeta, anotando la hora y el lugar para la entrevista, en el reverso”.
“Tengo muchos deseos en conocerla. Si lo desea, por favor devuelva esta tarjeta, anotando la hora y el lugar para la entrevista, en el reverso”.

 

“Con confianza y respeto ¿puedo tener el placer de acompañarla esta tarde? Si es así guarde esta tarjeta, sino por favor devuelva la”.
“Con confianza y respeto ¿puedo tener el placer de acompañarla esta tarde? Si es así guarde esta tarjeta, sino por favor devuelvala”.

 

“¿Puedo tener el placer de verla en su hogar esta tarde? Si es así guarde esta tarjeta; sino por favor devuelva la”.
“¿Puedo tener el placer de verla en su hogar esta tarde? Si es así guarde esta tarjeta; sino por favor devuelva la”.

 

“Tus labios color coral fueron hechos para besar, resueltamente mantendré y la desafiaré al decir mi bella señorita que ¿fueron hechos en vano?”
“Tus labios color coral fueron hechos para besar, resueltamente mantendré y la desafiaré al decir mi bella señorita que ¿fueron hechos en vano?”

 

“Querida señorita: usted es sensible y buena, tiene todos los encantos de una mujer, sus ojos resaltan como las estrellas que se encuentran en el cielo y seré miserable si no puedo amarla”.
“Querida señorita: usted es sensible y buena, tiene todos los encantos de una mujer, sus ojos resaltan como las estrellas que se encuentran en el cielo y seré miserable si no puedo amarla”.

 

Deja un comentario